Dilis Salazar
Instagram: @dilisdelcarmen
Seguramente has escuchado “las palabras tienen
poder” algo totalmente cierto; las palabras tienen el poder de crear o destruir
y tienen un doble efecto cuando son usadas para corregir el comportamiento de
tú hijo.
En la educación de un niño, las palabras
pueden elevar su autoestima, o causar
pensamientos de inseguridad, además de atenuar un mal comportamiento. Cuando usas palabras hirientes, despectivas o
negativas, solo lograrás que tú hijo manifieste una sensación de depresión y dañe
su autoestima.
Las ofensas
y los insultos solo pueden crear
ambientes hostiles, donde la amargura, los conflictos y los pleitos, se verán reflejados en las relaciones entre
padres e hijos.
¿Cuáles son las consecuencias de ofender a nuestros
hijos?

·
Rencor: Crea
amargura y falta de perdón.
·
Rabia: Irrita
y provoca desprecio hacia los demás.
· Resentimiento: Crea pensamientos de envidia y celos hacia los
demás.
·
Vergüenza: Miedo
a demostrar su identidad.
·
Inferioridad: Aumenta sentimientos de frustración.
Los insultos
hacen que tus hijos se vuelvan personas tímidas, que no puedan exteriorizar sus
emociones. De esta forma, influirás en ellos temor más no confianza, creando
relaciones muy frías donde escasamente
encontrarás verdaderas acciones de amor; es así como se forman niños sumisos,
no por convicción sino más bien por imposición.
Palabras ofensivas que afectan el autoestima de tú hijo
Cada palabra que decimos afecta de manera
positiva o negativa la vida de nuestros hijos; pero existe una gran variedad de
palabras muy comunes que los padres usan en momentos de rabia y no saben todo
el efecto negativo que estas proporcionan en la vida de tus pequeños.
·
Eres un mentiroso: Si decides marcar a tú hijo con esta palabra
desde pequeño, nunca encontrarás que te diga la verdad y cuando llegue a la
etapa de la adolescencia los problemas y las mentiras serán aún más graves.
·
Apártate de mí vista: Cuando tú pequeño escucha esta frase
comienzan a surgir pensamientos en él, del poco afecto que le tienen sus padres.
·
No haces nada bien: Si
observas que tú hijo falla constantemente en algo, pues lo mejor es
ayudarlo e intentar nuevamente. Cuando comienzas a ofender con palabras como ¡nunca haces nada bien!, tú hijo
terminará creyendo que todas las fallas se deben a él.
·
Deberías ser como…: Con esta frase estas enviando un mensaje de
inferioridad a tú hijo, causando en él pensamientos de envidia y rabia hacia
quien sea que lo compares.
·
¡CALLATE!: Esa
única palabra mantendrá a tu hijo lejos por mucho tiempo, en el momento que sea
un adolecente tendrá el recuerdo de que no quieres escucharlo, ¿Por qué querría
hablar contigo al crecer si lo callas desde pequeño?
Estas son las más comunes de tantas palabras hirientes no solo pueden
afectar la vida emocional de tus hijos, sino también crean relaciones muy
fragmentadas que luego se ven representadas en hogares disfuncionales
Métodos más efectivos para hablar con nuestros hijos
sin ofenderlos
Antes de corregir a tus hijos debes siempre
buscar las palabras más propicias, sin necesidad de ofenderlo; para ello debes
reeducar la forma que hablas, esto te permitirá fomentar relaciones más sanas
dentro del hogar.
Lo primero que debes eliminar son los gritos,
el tono de voz alto y muy elevado puede exasperar la conducta de tú hijo; toma
en cuenta que los gritos solo provocan estrés constante, frustración y mucha
rabia.
Por eso, debes llenarte de paciencia, respira
y piensas antes de hablar, comienza a controlar tus emociones y hazle saber que
eres capaz de resolver cualquier situación
sin necesidad de ofenderlo ni maltratarlo
físicamente.
Reflexionen juntos su comportamiento; sí vez que tú hijo tuvo una mala acción
dentro o fuera de la escuela, emplea con él espacios de meditación, pregúntale
si él cree que su acción fue la más correcta;
esto lo ayudará autoevaluarse y corregir de manera más oportuna.
Por último, a la hora de reprender hazlo a
través de disciplinas, es mejor que elimines por un tiempo las comiquitas, el
uso al internet, la salida al parque, o el consumo de golosinas, a que empleos
gritos u ofensas que acarrean consecuencias gravísimas en el desarrollo de
tú hijo.

¡Nunca es tarde para ser un buen padre!
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